El contacto de los labios no es sólo una de las formas más íntimas y placenteras de manifestar el amor y alimentar la pasión. Besar también permite averiguar si dos personas tienen una buena “reacción química” como pareja y ¡ayuda a mejorar la circulación y la dentadura! Pocas personas podrán resistirse a tan agradable medicina natural.
“Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé qué te diera por un beso”,
reza una de las más bellas y conocidas estrofas del gran poeta español del siglo XIX, Gustavo Adolfo Bécquer.
Las investigaciones científicas todavía no tienen respuesta para la romántica reflexión del literato español, y seguramente tampoco la estarán buscando, aunque nunca se sabe… Sin embargo, han desvelado algunas sorprendentes utilidades de esa tierna y a veces ardiente forma de expresar el amor o el deseo, la cual no sólo es una aliada del afecto sino además ¡de la salud!.
La doctora Helen Fisher, profesora de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, EE. UU. afirma que "un beso es un mecanismo de evaluación del compañero", y que al besar se desencadenan una serie de reacciones químicas, y en algunos casos, un mal beso podría ser el “comienzo del fin” de un nuevo romance.
La antropóloga Helen Fisher, autora de libros sobre la sexualidad, el amor y las diferencias de género en el cerebro, ha señalado que besar supone algo más del 90 por ciento de las actividades sociales de los seres humanos y además es un instinto natural para estimular los mecanismos de la reproducción”.
"Cuando besamos, vemos, olemos, sentimos al otro. Su saliva contiene cantidades de hormonas que constituyen un indicador de su personalidad. Al besar, el cerebro se pone activo. Cinco nervios le llevan mensajes de lo que están sintiendo. Es realmente una herramienta de evaluación muy poderosa.", ha explicado la doctora Fisher.
La doctora Helen Fisher, profesora de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, EE. UU. afirma que "un beso es un mecanismo de evaluación del compañero", y que al besar se desencadenan una serie de reacciones químicas, y en algunos casos, un mal beso podría ser el “comienzo del fin” de un nuevo romance.
La antropóloga Helen Fisher, autora de libros sobre la sexualidad, el amor y las diferencias de género en el cerebro, ha señalado que besar supone algo más del 90 por ciento de las actividades sociales de los seres humanos y además es un instinto natural para estimular los mecanismos de la reproducción”.
"Cuando besamos, vemos, olemos, sentimos al otro. Su saliva contiene cantidades de hormonas que constituyen un indicador de su personalidad. Al besar, el cerebro se pone activo. Cinco nervios le llevan mensajes de lo que están sintiendo. Es realmente una herramienta de evaluación muy poderosa.", ha explicado la doctora Fisher.
Esta investigadora ha dirigido una serie de estudios basados en imágenes del cerebro y afirma que, cuando una persona besa a otra, accede a tres sistemas cerebrales primarios utilizados para la unión y la reproducción: la conducta sexual, el amor romántico o apasionado y en tercer lugar, el afecto. Según Fisher, el beso activa diferentes reacciones químicas que estimulan los tres sistemas.
Cuando besamos impulsados por el amor romántico, una parte del cerebro enloquece y se comporta "como si estuviera bajo los efectos de la cocaína".
“El amor romántico es un impulso poderoso que viene del motor de la mente, del área responsable de las adicciones", señala la antropóloga.
Por otra parte, "hay evidencias de que la saliva contiene testosterona y de que a los hombres les gustan los besos con más saliva y con la boca más abierta, lo cual me sugiere que intentan transferir testosterona para alentar el apetito sexual en las mujeres", ha señalado la investigadora, que opina que “las reacciones químicas cerebrales ocasionadas por los besos están presentes en el cortejo, aunque no seamos conscientes de ellas".
Cuando besamos impulsados por el amor romántico, una parte del cerebro enloquece y se comporta "como si estuviera bajo los efectos de la cocaína".
“El amor romántico es un impulso poderoso que viene del motor de la mente, del área responsable de las adicciones", señala la antropóloga.
Por otra parte, "hay evidencias de que la saliva contiene testosterona y de que a los hombres les gustan los besos con más saliva y con la boca más abierta, lo cual me sugiere que intentan transferir testosterona para alentar el apetito sexual en las mujeres", ha señalado la investigadora, que opina que “las reacciones químicas cerebrales ocasionadas por los besos están presentes en el cortejo, aunque no seamos conscientes de ellas".
Por EFE Reportajes / Autor: Rocío Gaia
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